Trípticos.


Mi Cama.

I  Descanso


Bajado el sol, la noche ya me ciega.
Solo queda la luz de mi mesilla,
cristal de mil colores aquí brilla,
testigo del placer que el día me niega.

En un barco mi cuerpo ya delega
la fuerza muscular que lo acribilla,
y olvida el esqueleto que es astilla
durmiendo en cada verso que navega.

Los ojos van y trazan una recta
al techo constelado, negro, alado,
y un arcángel misiles me proyecta

cual pólvora feroz, y en mí detecta
el cansancio otra vez de haber velado
por el lápiz que en mí la sangre inyecta.


II  Noche

Un frondoso acunar de nubes blancas
me sujeta, sumerge, mece, entrega,
nostálgica cadencia que reniega
verticales semanas tan estancas.

Amniótico nadar en plumas francas,
la mente vuela-engarza-corta-pega
las letras que son música que anega
e inunda de sonetos las barrancas.

Y ruedan entre sábanas que abrigan
pedazos de mi vida flagelados
que escribo suplicando siempre sigan

martilleando mi cama! Que otros digan
que tengo los rubores colorados...
¡Yo lo sé, envidiosos se prodigan!


III  Mañana
 
Y ya hay luz pero a mí me quedan horas.
A la cama amanezco como anclada
espiando como tú de madrugada
me despiertas, alumbras, enamoras.

Rendijas de persianas sin mejoras
te cuelan e iluminas mi mirada
despertando debajo de la almohada
y repasas los versos que no lloras.

Apilados ordenas en repisas
los folios de colores, ya sonetos,
que dieron a la noche vientos, brisas...

No quieres ni reflejas aún las prisas,
te espera una semana de panfletos.
Funámbula, disfruta las cornisas...


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Despertar.

I

Llorando por su culpa, lo confieso,
en blanca cama pluma iluminada,
si no lo escribo aquí, no escribo nada,
solo en ella desnudo un lápiz tieso.

Y me abro-inspiro-tiemblo-logro-expreso
y cuál nueva poetisa embalsamada
intentando no fluir, fluyo amparada,
pues sé que cuando acabe un hombre ¿sieso?

hará mil cruces u odas disfrazadas
a mis versos que torpes se vomitan,
a ese bello poeta que en osadas

frases buenas y siempre iluminadas
me inspiran-catapultan-precipitan
a lágrimas cual versos deshojadas.


II

Y casi sin querer cambié de amante
de ese fuerte poder que me embriagaba
de todo el esplendor que antes sudaba
en brazos del placer mi piel sangrante.

Mi mirada ya mira tan cambiante...
El deseo era firme, no temblaba,
quedándome prendida en esa aldaba.
Hoy descubro otras letras y semblante...

Labraré con un lápiz los mil huertos
de folios de colores que esperando
en mi mesa se apilan como yertos.

Arando con mis versos descubiertos,
sentiré y cerca suyo, iré deseando
ser poetisa de amantes aún despiertos.


III

Incrédula me cuesta ver posible
mis hojas coloreadas en cuadernos
y el ansia se apodera para vernos
en tapas de un color que sea legible.

Aspiro una vez más a lo imposible
no acepto solo hacer versitos tiernos
y quiero ya los poemas más modernos
publicados en libro bien tangible.

Mas caigo-desensillo-sensatezco
comprendo nadie soy y nada somos.
Piel roja. Repentina palidezco.

Me conformo y tranquila permanezco
silenciosa abducida por los gnomos...
¡Ten cuidado! si puedo... ¡Reaparezco!

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